Información sobre la enfermedad arterial periférica
Las arterias periféricas aportan sangre oxigenada a los tejidos que están fuera del corazón. Con la edad, las arterias pierden elasticidad y se vuelven más gruesas. Además, ciertos factores de riesgo, como fumar y tener altos niveles de colesterol, pueden dañar el revestimiento de las arterias. Este daño facilita la acumulación de grasas y otros materiales (placa) en el interior de las paredes arteriales. La acumulación de placa estrecha el espacio dentro de la arteria y a veces llega a obstruir la circulación de la sangre. La enfermedad arterial periférica se produce cuando disminuye el flujo de sangre por las arterias a causa de la acumulación de placa. Aunque suele afectar las piernas y los pies, esta enfermedad también puede producirse en otras partes del cuerpo. Si esta acumulación tiene lugar en una arteria grande del cuello (la arteria carótida), puede provocar un accidente cerebrovascular.
Una arteria sana
Las arterias son tubos musculares que llevan sangre oxigenada y con nutrientes desde el corazón al resto del cuerpo. Estas tienen un revestimiento liso y paredes flexibles, que permiten a la sangre circular libremente. Durante la actividad física, los músculos necesitan más oxígeno. Esto aumenta la circulación de la sangre. Las arterias sanas pueden adaptarse para satisfacer esta necesidad.
Una arteria dañada
La enfermedad arterial periférica se inicia cuando se daña el revestimiento de una arteria. A menudo esto se debe a factores de riesgo como fumar, la edad o tener diabetes. Comienza a formarse placa dentro de la pared arterial. En esta etapa, la sangre puede circular normalmente, así que es probable que no tenga síntomas.
Una arteria estrechada
Si la placa sigue acumulándose, el espacio en el interior de la arteria se estrecha. Las paredes arteriales pierden la capacidad para ensancharse. La arteria sigue proporcionando suficiente sangre y oxígeno a los músculos durante el reposo. Pero cuando está activo, no puede satisfacer la mayor demanda de sangre. Como consecuencia de esto, la pierna podría acalambrarse o doler al caminar.
Una arteria obstruida
La arteria se puede obstruir a causa de placa o un coágulo de sangre alojado en una sección estrechada. Cuando esto sucede, el oxígeno no puede llegar al músculo que está debajo de la obstrucción. Entonces puede que sienta dolor cuando está acostado o cuando no está activo (dolor durante el descanso). Este tipo de dolor es particularmente común durante la noche, cuando se está recostado horizontalmente. Con el tiempo, el tejido afectado puede morir. Esto puede provocar la pérdida de un dedo del pie o incluso del pie completo.
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